Es un postre facilísimo para esos días de lluvia cuando tanto se echa de menos el sol y la playa. El mango que suelo comprar viene de lejos y seguro que su sabor es bastante diferente al de aquel que saboreas, por ejemplo, en un chiringuito de Río de Janeiro. Pero hay que conformarse con lo que hay... El mango es una fruta muy sensible al frío. Si no se guarda en condiciones adecuadas se pone negro por dentro y como no conozco ningún truco para reconocerlo lo odio! Cuantas veces me tocó volver otra vez a frutería cuando tenía todo preparado para cocinar.
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